Estudian niveles de gas radón en Cosquín

Por Enrique Wisner.

Hablamos con Sebastián Oriolo, geólogo e investigador del Conicet, quien forma parte del equipo que está llevando adelante un proyecto de investigación para medir la radioactividad natural del gas radón en  la zona centro del valle de Punilla.

En la década del sesenta Rodolfo Magnin detectó la existencia de uranio en la zona de La Mandinga, hoy barrio San José Obrero. Tiempo después, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) determinó que este era uno de los yacimientos de uranio mas grandes de la Argentina.

Sebastián nos cuenta que lo que ellos están  estudiando es la radioactividad natural, específicamente, dentro del amplio espectro de la radioactividad natural, el gas radón. Este gas se produce a partir del uranio que naturalmente es radioactivo, pero de todos los materiales derivados del Uranio es el único que es gaseoso.

¿Qué ocurre si se construye en las inmediaciones?

Si el uranio está enterrado  bajo tierra puede que no se sufra el efecto directo del mismo, pero sí es probable que esa vivienda acumule radón ya que este se escapa a partir de la porosidad de la tierra.

¿Qué sucede cuando la tierra es removida?

Hay dos cuestiones a tener en cuenta. La primera es que el uranio en niveles muy altos produce radiación gama y esto es perjudicial para la salud, es cancerígeno. Pero lo que en general ocurre, es que, salvo que te encuentres literalmente pegado al yacimiento, esa radiación no la vas a tener en forma directa. El problema surgiría si se llegara a lotear o si se ha loteado, como pasa en algunos sectores, ya que se desmonta y se saca parte de la cobertura de suelo, exponiendo de esta manera el uranio en superficie.

La segunda cuestión a tener en cuenta es que, en el caso del radón, puede que exista independientemente de tener o no un yacimiento de uranio.

¿En qué casos se da esta situación?

En los casos donde las piedras, especialmente algunos tipos de granitos, estén expuestas en superficie, como ocurre en el valle de Punilla. También podés tener niveles altos de radón vinculados a fallas geológicas, que son grandes fracturas que atraviesan los macizos rocosos y canalizan radón desde fuente a kilómetros de profundidad.

Aquí entran a jugar también los aspectos constructivos de la casa, desde el yacimiento hasta las paredes, que en muchos casos son de piedra.

Puede darse que sin tener niveles altos de uranio si lo tengas de radón.

También es destacable la antigüedad de la construcción. No es lo mismo una vivienda construida ahora que una hecha hace cien años. Hay una serie de parámetros que van más allá de lo estrictamente geológico.

Fases de la investigación

¿Cuáles son los tiempos que lleva esta investigación?

Nosotros lo que hicimos ahora fue colocar la primera tanda de detectores, estos detectores van a estar entre unos 3 y 6 meses y después de eso los retiramos y los medimos en laboratorio. Recién ahí vamos a obtener los primeros datos sistemáticos de radón en vivienda.

¿Se puede medir a través de los efectos estocásticos? Es decir, de acá a un plazo de 10 años, desde este parámetro, si ha impactado y de qué manera.

Lo que podemos hacer son dos cosas desde lo que es la medición directa del radón. En función de los valores que uno obtenga, sobre los valores que las distintas legislaciones nacionales e internacionales tienen, se puede estimar o decir: bueno, estás expuesto a niveles altos, intermedios o bajos. O sea, cualitativamente: en este lugar yo me quedo tranquilo que el nivel es muy bajo o en este lugar sería bueno tomar alguna medida para mitigar y bajar los niveles de radón. Nosotros tenemos como hipótesis de trabajo que obviamente los lugares donde, por ejemplo, tenés el yacimiento de uranio posiblemente den más alto, pero bueno, hay que medirlo y tenemos que saber, y tenemos que ver si en los otros lugares entonces es más bajo.

Por otro lado tenemos también un grupo bastante diverso y disciplinario.  Nuestro grupo cuenta con una antropóloga, una bioquímica, un bioquímico, epidemióloga, entre otros colegas de diferentes disciplinas vinculadas a las ciencias ambientales y naturales. La idea es también empezar a ver, por ejemplo, desde el lado de la epidemiología, si existen datos epidemiológicos que muestren alguna anomalía desde el punto de vista de la salud en la zona del valle. Entonces ahí tendríamos la otra punta del ovillo para evaluar si hay o no algún impacto en la salud. Puede ser que no lo haya, ya que el tema del radón es la exposición crónica a largo plazo, y a largo plazo implica quizá 20 años, 30 años. Entonces es muy difícil poder identificar efectos concretos en la salud, donde también deben ponderarse otros factores de riesgo que pueden influir.
Lo importante es que hay cosas para hacer. Por ejemplo, en una zona donde ves que en general hay niveles elevados de radón, si vas a construir, podés tomar medidas relativamente simples para mitigar el problema o mitigarlo de entrada, como por ejemplo algún tipo de tratamiento en los cimientos. También hay soluciones para viviendas ya construidas. Pero bueno, todas las soluciones que conocemos son mayormente del hemisferio norte, así que tenemos que adaptarlas a las necesidades y, los usos y costumbres de la comunidad, a cómo se construye, cómo es el espacio. Pero el punto principal es: hay cosas para hacer.

Nuestra idea es que, una vez que tengamos los datos, volver, sentarnos y estar abiertos para trabajar en conjunto. Obviamente, para eso necesitamos los datos.  Si uno ve que en un sector, por ejemplo, en una comuna puntual, en general los niveles de radón son altos, sería bueno que hubiera una intención política, y nosotros estamos 100% abiertos a colaborar y a trabajar en conjunto.

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