CULTIVAR DE PEDO

  Pongo a macerar 25 gramos de flores secas de marihuana, picadas, en 300 ml de aceite de oliva extra virgen, en un bol de vidrio. Debe quedar macerando durante 8 horas.

Los dedos pegoteados dificultan escribir. Resulta tan incómodo como hacerlo en primera persona. Es época de cosecha y el recorte de cogollos sin pausa se impone en los ratos libres, porque vivir en una zona húmeda trae la permanente amenaza de ese moho taimado, que puede arruinar meses de trabajo, cuidado y amor.  Sí, amor.

Jamás me imaginé estar haciendo esto. Hace tres años no hubiera comprendido lo que acabo de decir. Me tocó aprender muchas cosas en este tiempo. Las flores de marihuana son pegajosas y es necesario quitarles el excedente de hojas con una tijera para que cumplan mejor su función. Quedan los dedos persistentemente pegoteados y hay que hacerlo con cierta rapidez, porque una botrytis que prolifera en la humedad te arruina una planta completa en pocos días.

Pasaron las ocho horas, ya tengo hirviendo una olla con agua, tapada con un plato. Apoyo sobre el plato el bol de vidrio con el macerado. Tengo que esperar unas cuatro horas más.

La pelea por la legalización adquiere otro sentido cuando te toca a vos de cerca y te pega en lo que amás. Cuando tu familia se desmorona por un asunto de salud, de esos que te destrozan la cotidianeidad, estás dispuesto a hacer casi cualquier cosa.  Cuando tu hijo desarrolla miedos irracionales que le impiden ir a la escuela porque su madre -tu compañera-, no se puede levantar de la cama, retorciéndose de dolor, te cagás en cualquier legalidad.

En este tiempo aprendí algo de genéticas y semillas de marihuana. Más o menos a germinar, cultivar, clonar.  Un poco sobre sustratos, necesidades de luz, plagas.  A distinguir entre plantas machos y hembras, para arrancar al macho de modo que no arruine las flores de las hembras. A saber cuándo cosechar, cómo recortar, secar, curar, almacenar, fabricar aceite medicinal y guardarlo en condiciones correctas.  Términos como tricomas, terpenos, cannabinoides, thc o cbd dejaron de resultarme ajenos.

Cada tanto reviso que no se consuma el agua de la olla.

El estímulo es contundente. La fibromialgia es una monumental poronga. La tolerancia de mi compañera a los analgésicos llega a límites increíbles, requiere dosis altísimas para que le hagan algún efecto.  Su estómago ya no los aguanta, tampoco a las cosas sencillas que ella disfrutaba, como el chocolate, las frituras o la cerveza.  Los años de dolor intenso le oscurecieron el carácter, le impidieron trabajar, la deprimieron y además mellan cualquier relación.  La verdad es que en años no encontramos salidas, no sabíamos qué hacer, nos desesperamos, probamos todo y la cosa no mejoraba.  Ahí apareció el tratamiento con la estigmatizada, ilegal y sucia marihuana.

 

Listo. Pasaron las cuatro horas. Toca filtrar. Primero lo hago con una tela, antes de que se enfríe y se ponga más espeso. Luego lo paso dos veces por filtros de papel para café.

Recién en ese momento presté atención a muchas cosas tan simples y evidentes como ridículas. Por ejemplo, es surrealista que una persona pueda ser privada de su libertad por tener una planta (cualquiera). Repito: una planta. O que una sustancia psicoactiva con un enorme valor medicinal esté prohibida, mientras otras que de verdad dañan, no solo están permitidas sino que además se pueden publicitar. No está científicamente comprobado que el cannabis genere adicción. Tampoco existen casos de sobredosis. Además, es evidente que con el autocultivo prohibido (por motivos medicinales o recreativos), el tráfico prolifera y los recursos judiciales que el estado dilapida en eso, se pueden usar para mejorar la paupérrima performance del poder judicial en casos de violencia de género, por ejemplo.

La Señora de Rosario del Tala que nos mandó meses y meses el aceite, sin pedir nada a cambio, y mi amigo politóxico, muchas veces mal visto por “la gente”, fueron las claves para tener un respiro y vivir mejor. Él me acercó las semillas y me sigue enseñando.

Aprendí que ser rápido para juzgar muchas veces te convierte en un pelotudo atómico. Los tratamientos con marihuana suelen ser para personas que pasan por situaciones graves, desesperantes, sin otra solución. Esas cosas que te pegan como un tren de frente. Autismo, epilepsia, fibromialgia, migrañas,  entre otras. Por eso no puede tener ni una sola traba. Ni medio trámite. Nada.

De acuerdo a mi experiencia, lo que está faltando es apoyo del estado.  Se avanza demasiado lento.  En principio, falta acceso a genéticas buenas y repetibles que además sean baratas, tener facilidades para hacer el análisis del aceite que producimos, más investigación y desarrollo.  Pero lo fundamental es liberar la producción y el consumo para cualquier fin.  Hay que reconocer los innegables avances recientes, sobre todo comparando con la idiotez reinante durante el macrismo. Pero hay que tener en claro algo. Hoy por hoy, el estado solo molesta y debe dejar de hacerlo.

Saco los siete goteros de 30 ml. y los lleno de aceite de marihuana con una jeringa. Los guardo en un lugar fresco y oscuro. Ahí quedan los frasquitos, para ella y para cualquier persona que los necesite, sin pedirles nada a cambio, como hicieron con nosotros en el peor momento.

                                                                                         Diego P.

CULTIVAR DE PEDO II : “LA LEGALIZACIÓN LLEGÓ A CASA”

Relacionadas

Agenda Cultura, Talleres y Encuentros!!!

Editor

¿Qué transportan los camiones que circulan por la nueva Autovía?

Editor

Primeros resultados de niveles de gas radón en Punilla

Editor